lunes, 28 de febrero de 2011

ALICIA Y SU ESPEJO




A ver Alicia, atrévete a enfentrar a tus antepasados!
Ellos no te dirán nada, necia Alicia,
tu espejo está hecho añicos.

Todavía los recuerdas, pero ya pasará,
tu vista negra pronto cambiará
en un azul o colorado,
o por lo menos intento pensarlo
para que estés tranquila.

Parecés saltar de alegría,
pero tus manos duermen mojadas,
tu pelo se encuentra revuelto.

¡Qué aparienciuas da el mundo!
Pero tu espejo está roto, roto, roto.
No llores Alicia, los añicos algún día los arreglarán...

¿A quién perseguías Alicia?
¿Al conejo?, ¿A su tiempo?
¿A no estar sola?

El nunca parará, por ende nunca lo alcanzarás
porque su tiempo es distinto al tuyo.

Ellos corren, juegan, corren
y Alicia observa como si todo sucediera
en un souvenir.
Ella mira
observa
trasluce
vislumbra
y lo único que Alicia mira es su espejo.



domingo, 27 de febrero de 2011

LOS NADIES


Buenos Aires, Miramar, Año 2011. Chicos pescando en una laguna del barrio residencial.
 Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.



Autor: Eduardo Galeno

sábado, 26 de febrero de 2011

MACONDO



San Juan, Malimán. Año 2008. 40 habitantes, 1 escuela de frontera apadrinada.






Hay un pueblo blanco y solitario
en un largo gris del monte, yace alejado.
Un seco viento norte trae esas almas apenadas.
¡Hay cuántas espinas abandonadas!

¿Quién hizo esto a esas tierras?
¿Quién dejó desolada y triste a esta gente?
¿Cuántos años de Historia fueron suficientes para que ocurra esto?

Se olvidan de los pequeños pueblos
que tanta riqueza tienen.

Pero la responsabilidad es una flor
que casi nadie la tiene...
Es difícil verla porque requiere de esa cuota
de involucrarse.
Pero este y millones de pueblos dependen de ella...
de esta inocente flor de esperanza...

AmbigÜamente otras gentes
no despegan su vista de ellas mismas
y así se vsiten de culpas.
¡Antagónico mundo, Antagónico pueblo!

¿Y quién no los ve a ellos, a los de este pueblo blanco?
a estas miradas tímidas pero brillantes,
ellos nada piden, eso los hace nobles.
Enséñame niño pueblo a querer lo pequeño,
yo, alma insaciable,
producto del capitalismo infame,
qué hago? Guíame...

Quiero amar a la tierra y no destruirla.
Sabemos que ésta nos brinda vida.

Pero vos niño de ojos negro noche,
tu escasa educación guía tu gran saber de amar lo propio;
y algún día otros lo verán, mientras tanto guíame...