Inmersa en un mar de dudas me dejo llevar por la corriente marchita
hacia un nuevo destino.
Aquél destino no es ciego, ni absurdo. Es producto de mis veinte años recorridos y de los que vendrán. Habla de mí, de lo que fui, de lo que seré y lo que cambiaré. Nada es en vano. Nada es en esencia sin relación a los sucesos y personas. Los mares de mi pasado desembocan en los afluentes de mi futuro. Donde mi presente se muestra como un tsunami airoso y picado tiene dirección y nunca demora. Porque si hay camino, hay destino. Hay voluntad presente de algo mejor, una firmeza que me caracteriza y que nada ni nadie opacará.
Mis aguas podrán volverse calmas o turbulentas, pero siempre estarán limpias de tanta contaminación ajena y vacía. Tiene eje, espezor, sentir. Superficie de llantos, fuerza abrumadora y arrolladora. Filtro conciso. Energía tenaz.
En ningún camino recorrido, en ningun momento congelado, frenará ante los espesores extraños, ante lo absurdo.
Son las convicciones de mis causes las que dirigen la búsqueda. Nunca será tarde hasta entonces.
será que esta noche nos vemos¿?
ResponderEliminarestaría bueno
y también estaría mejor que contestes en mi blogui chapurreándomelo, jaja, porque recién veo lo que pusiste por mis comentarios pasados. el tiempo vuela
nosotras también