jueves, 16 de febrero de 2012

Necesito libertad mental, no pensar y autoanalizar cada segundo de mi misma como si tuviera una reglita interna que se mide a cada instante. Es desgastante y neurótico... Creo que hay que dejarse ser, volar. Aprender a aceptar que tenemos que chocarnos con eso que sale espontáneamente de nosotros; no va a ser lo más cruel que el mundo pueda escuchar, ni la verdad universal, va a SER, a tener cuerpo... pero claro todo HAY QUE MOLDEARLO... ¿Porqué? ¿Necesariamente aceptarse y decir...bueno SOY ESTO es mediocre?
Desde ya que no lo creo...¿Pero cómo mido que es lo que debo cambiar, si creo que es todo?  ¿Por donde empiezo? ¿Cuándo paro si la necesidad insaciable de cambiar no tiene freno? ¿Cambiar todo no vendrá de una negación del factor suerte?, ¿de la negación de que nos tocó una familia y costumbres que irremediablemente no pueden negarse?
Hay cosas invariantes que están y estarán por más que no las querramos ver, porque el hecho de no contarlas como parte de nosotros no niega la existencia de aquellas cosas que nos constituyen y forman; sería como negar que tenemos un corazón , un páncreas, unos ojos...es autodestructivo y autodegenerativo para nuestro pesar, pero no para el orgullo de no querer verse asï. ¡Qué raro que el orgullo esté de papel principal en todo esto! Siempre queriendo llevarse la mejor porción. ¿A costa de qué?
A costa de no conectarnos con lo que sentimos y pensamos. Es una puta máscara de inseguridades estúpidas que nos acerca a la cobardía y nos separa de la tranquilidad interna.

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