El destino te patea el trasero una vez más cuando creíste poder desafiarlo,
ingenuamente, recorriste cada aspecto de su intrínseca formalidad, de lo viril,
analizaste cada plan para que no sea tu única opción posible.
Delimitaste y alineaste tus altibajos, te controlaste para no salirte de los cánones de la normalidad,
hiciste terapia, tomaste el trabajo como la obligación social que corresponde
y tuviste hijos. Caminaste derecho y cultivaste rencores sin expresarlos...
Y todo ello, para que el día menos pensado, el tablero escupa sus fichas y te exponga como centro de la escena, interrogándote sobre todo lo que te rodea, obligándote a abrir los ojos y darte cuenta
que las riendas nunca fueron ni serán las que veías en tus manos.
ingenuamente, recorriste cada aspecto de su intrínseca formalidad, de lo viril,
analizaste cada plan para que no sea tu única opción posible.
Delimitaste y alineaste tus altibajos, te controlaste para no salirte de los cánones de la normalidad,
hiciste terapia, tomaste el trabajo como la obligación social que corresponde
y tuviste hijos. Caminaste derecho y cultivaste rencores sin expresarlos...
Y todo ello, para que el día menos pensado, el tablero escupa sus fichas y te exponga como centro de la escena, interrogándote sobre todo lo que te rodea, obligándote a abrir los ojos y darte cuenta
que las riendas nunca fueron ni serán las que veías en tus manos.
hace unos días, o quizás semanas volvía de palermo en el 141 y a la altura de acoyte miré por la ventanilla y te vi (yo no buscaba a nadie y te vi) también te grité pero vos estabas muy entusiasmada con tu charla callejera y no escuchaste.
ResponderEliminarfalta poco para tu cumple... además cuántos maliaños cumplimos¿? quiero brindar contigo!!! vos llamame que te sigo a donde quieras ir